Si vives en Almería o has pasado por aquí un tiempo, seguro que te han dicho eso de: «Hoy llueve, hay que hacer migas». Y no, no es un ritual pagano ni una tradición secreta, simplemente es una excusa perfecta para zamparnos un platazo de migas con su buen surtido de tropezones. Aquí te traigo la Receta de Migas tradicional almeriense hecha con sémola, para que las hagas con arte y sin que te queden un engrudo sospechoso. Vamos al lío.
Vamos con la Receta de Migas almerienses
Ingredientes
(para 4 personas con hambre, o 3 con mucha hambre)
- 500 g de harina de sémola de trigo (la que se usa específicamente para migas, no te me equivoques y pilles la sémola fina que luego vienen los dramas).
- 600 ml de agua (ni menos ni mucho más, que luego vienen las tragedias hídricas).
- 1 vaso generoso de aceite de oliva virgen extra (a ser posible, el de la abuela, ese que vale más que el oro).
- 4 pimientos verdes (de los de freír, que no te vendan uno italiano y te la cuelen).
- 10-12 dientes de ajo (como mínimo, esto no es negociable).
- Sal al gusto (o al disgusto, si te pasas).
Paso a paso para unas migas que te harán llorar de alegría
- Freímos los tropezones iniciales: En una sartén amplia, echamos el aceite y lo calentamos. Mientras, cortamos los pimientos en tiras (o en cachos grandes si eres de los que les gusta buscar tesoros en la sartén). Cuando el aceite esté en su punto, los freímos hasta que estén dorados y los sacamos. Después, doramos los ajos enteros en el mismo aceite y los reservamos también.
- Echamos el agua y la sal: Ahora viene el momento de la verdad. Sin miedo pero con respeto, vertemos el agua en la sartén y echamos la sal. Esperamos a que hierva. (Ojo, que el aceite caliente con agua hace de las suyas, así que nada de meter la mano).
- Llega el momento de la sémola: Una vez que el agua está en ebullición, vamos echando la harina de sémola poco a poco mientras removemos sin parar. ¡Cuidado con los grumos! Si te salen, no serán migas, será un error de cocina con patas.
- Remover hasta el infierno y vuelta: Ahora toca la parte más entretenida: remover, remover y seguir removiendo. No pares hasta que la masa se vaya deshaciendo en bolitas sueltas y doraditas. Esto puede tardar unos 15 minutos. Si ves que empiezas a sudar, es que lo estás haciendo bien.
- Añadir los ajos y los pimientos: Una vez que las migas están en su punto, les devolvemos los ajos y los pimientos fritos, los mezclamos bien y apagamos el fuego. ¡Y listo!
Acompañamientos tradicionales para las migas: porque sin tropezones, esto es un chiste
Las migas solas están ricas, pero los tropezones son los que las convierten en el manjar supremo de Almería. Aquí van los clásicos que no pueden faltar:
Opción marinera
(porque tenemos playa y se nota)
- Sardinas asadas o fritas: porque el olor a mar y el de las migas combinan mejor de lo que crees.
- Boquerones fritos: Pequeños, crujientes y con sabor a gloria bendita.
Opción carnívora
(para los amantes del colesterol con estilo)
- Chorizo y morcilla: fritos y bien jugosos, porque sin esto las migas se sienten huérfanas.
- Panceta o tocino frito: el crujido de esto es música celestial.
Opción vegetariana
(para los que quieren engañarse y sentirse sanos)
- Rábanos y pepinos: que aportan frescura y equilibrio, como si eso compensara el aceite de oliva.
- Aceitunas aliñadas: porque en Almería no concebimos una mesa sin ellas.
- Pimientos fritos y tomates frescos: otro clásico infalible para las migas.
Opción dulce y traicionera
- Uvas frescas: parece una combinación loca, pero la mezcla del dulce de la uva con lo salado de las migas es un viaje sensorial.
- Melón o naranja: porque después de un atracón de migas, algo ligero para engañar la conciencia nunca viene mal.
Disfruta y no esperes a que llueva
Ya tienes en tus manos la Receta de Migas almerienses con sémola, con sus acompañamientos tradicionales listos para conquistar cualquier estómago. Aunque tradicionalmente se preparan en los días de lluvia, nadie te impide hacerlas cuando te dé la gana. Eso sí, asegúrate de hacer suficiente porque este plato desaparece más rápido que la sombra de un gato. Y recuerda: en Almería, si alguien te invita a migas, no se rechaza. Se acepta, se disfruta y se repite.
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