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“Almería, la ciudad donde el sol pasa el invierno” eslogan utilizado por Rodolfo Lussing (Viena 1876 – Madrid 1950), empresario turístico establecido en Almería quien hizo grandes avances en la promoción turística de la provincia durante la primera mitad del siglo XX.

Pero Almería no todo es sol, playa y arena, como decía Lussing en su consigna. Almería es gastronomía, cultura, historia y patrimonio. Es un conjunto de singularidades encajadas entre sí, como si de las piezas de un puzzle se tratase, que hacen que toda la provincia sea única e inimitable en el panorama cultural e histórico de todos los tiempos.

Centrándonos en la parte de su pasado histórico-minero, que es lo que nos concierne en este artículo como bien dice el título, Almería no deja de sorprender por esto mismo a quienes se acercan hasta ella para conocerla.

Durante los siglos XIX – XX Almería se encontraba en pleno apogeo minero. En la Sierra de Los Filabres, en la Sierra Alhamilla y en la costa del Levante almeriense, entornos en donde se centra este artículo, el plomo, el hierro y el oro se explotaban por doquier cuales llevaron a la provincia a un elevado estatus socio-económico durante unas cuantas décadas. Tampoco debemos de olvidar que generaciones anteriores ya buscaban y explotaban entre estas tierras diferentes minerales y metales.

Plomo e hierro

Empezando por la Sierra de Los Filabres, este pasado minero, nos ha dejado un legado de lo más interesante, las Minas de Serón, conocidas también, como el poblado de Las Menas de Serón. Estas minas de plomo y hierro, fueron uno de los más importantes yacimientos de la metalurgia a nivel europeo. La extracción del hierro tuvo lugar desde 1885 hasta 1968 cuyo cierre final se debió al agotamiento de los filones de estos metales. Mientras duró la actividad, este coto minero, dio de comer a más de 2000 personas dejando su huella en el poblado abandonado que perdura hoy día en vías de recuperación, cuyos restos albergan barracones, un hospital, un colegio y hasta una iglesia de estilo inglés. Desde su abandono sufrió un fuerte expolio, pero la comarca de Serón, en los últimos años, ha puesto en marcha el resarcimiento de este lugar. El mismo antiguo poblado cuenta con un camping y un apartahotel, además de un sendero señalizado con paneles informativos. Cuenta también, con una Vía Verde en la propia población de Serón cuyo recorrido se realiza por la antigua vía ferroviaria utilizada durante la actividad minera mostrando a su paso los restos de los diferentes cargaderos y otros elementos. Y por si fuera poco, no podría faltar un centro de interpretación geominero y un parque forestal que permiten conocer tanto la historia de la zona como las particularidades del ecosistema de la Sierra de Los Filabres.

Hierro

Continuando con el hierro, pero ahora por la Sierra Alhamilla, llegamos hasta el pueblo de Lucainena de las Torres (catalogado en la lista de Los Pueblos más Bonitos de España). El paisaje y la historia de este enclave ya lo dicen todo, pero sin duda sus testimonios más representativos son los de la pasada actividad minera desde finales del siglo XIX (1986 cuando comenzó la explotación) hasta su desmantelamiento después de la Guerra Civil. Allí perduran imponentes, en las inmediaciones del pueblo, los hornos de fundición donde se calcinaba el hierro, entre otros signos del pasado, cuyo entorno ha mejorado considerablemente en los últimos años con la ampliación de pasarelas accesibles y diversos paneles de información. Al igual que ocurre con Serón, esta población cuenta con una Vía Verde cuyo recorrido discurre por un tramo del antiguo trazado del ferrocarril (este tramo es de unos 5km aproximadamente) que unía Lucainena con el municipio de Agua Amarga en la costa, a 36 km del coto minero. En esta última población, aún quedan restos de esta vía y del embarcadero utilizado durante la actividad minera donde se cargaban los barcos que exportaban el metal para su comercio.

Lucainena de las Torres Almería
Fundición Lucainena de las Torres
Fotografía: filmingalmeria

Oro

Por último, las míticas minas de oro de Rodalquilar en pleno Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, son de las más conocidas entre los visitantes y entre todos aquellos que se acercan hasta este paraje. La explotación minera comenzó en 1864 y como ejemplo de la magnitud de esta industria se sabe que en 1956 se procesaban unas 600 toneladas diarias de mineral. Pero como todo en esta vida, en 1966 cesa la producción por el agotamiento de la misma. Además, otra parte de la historia minera del entorno que se mantiene como huella del pasado y que no es tan conocida, fue la explotación del alumbre (un tipo de cristal) durante la Edad Media. Este tipo de explotación era a cielo abierto y ha día de hoy se pueden apreciar aún los restos de las excavaciones por diferentes cerros y lomas, sobre todo cercanas a El Playazo. De hecho, de camino a esta playa quedan los restos de un viejo castillo de estilo renacentista llamado Torre de los Alumbres construido para defender al pueblo del Los Alumbres de los continuos ataques de los piratas berberiscos en busca de este estimado cristal.

Rodalquilar

Más restos del pasado minero almeriense lo encontramos en la población de Bédar, por la parte del Levante, en donde se pueden apreciar en un sendero los restos de una vía ferroviaria, cargaderos y otros elementos como tolvas. También en la Sierra Almagrera es un territorio muy interesante para conocer los restos de diferentes explotaciones de plomo, plata y jarosita (mineral de la familia de los alumbres).

Sin duda, toda la provincia de Almería, es una rica tierra con un pasado minero impresionante descubierto y apreciado no solo por los almerienses, si no también por por todos aquellos que han venido de fuera a ganarse el pan en nuestras tierras, incluidas numerosas empresas extranjeras que han gestionado gran parte de estas explotaciones y fábricas.

En los siguientes términos municipales se localizan diferentes bienes catalogados de este pasado como parte del Patrimonio Inmueble de Andalucía por las distintas instituciones públicas: Abla, Adra, Almería, Berja, Canjáyar, Cuevas de Almanzora, Enix, Fondón, Gádor, Garrucha, Gérgal, Laura de Andarax, Las Tres Villas, Mojácar, Níjar, Pechina, Pulpí, Santa Fé de Mondújar y Vera.

Y para finalizar, Almería cuenta con una gran variedad de rutas por todas estas poblaciones con diferentes recorridos y niveles en donde el visitante puede conocer de primera mano todo este pasado así como disfrutar del paisaje y de la cultura de los pueblos que ha sido acondicionada por esta industria reflejándose en los estilos y costumbres de vida de los mismos.

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