Hay eventos mágicos, llenos de buenas intenciones. Y detrás de ellos, están las personas que los hacen posibles.
Llevábamos tiempo detrás de un señor nacido en Almería, Víctor Sola, responsable de un “festival” que transmite más una forma de pensar y de ver el mundo : ¡Experiencia Espantapitas!, y al fin… ¡conseguido!
Por si hay alguien que no conoce este concepto musical y artístico, Experiencia Espantapitas nace en 1999 como iniciativa de la asociación juvenil “El Marrajo”, en lo que fue un movimiento reivindicativo en la localidad nijareña de San José para frenar la tala de un paraje, La Molina, un pulmón de este territorio que iba a ser destruido para la construcción de un residencial.
Con esta iniciativa, no solo se paró la destrucción de este paraje, sino que se convirtió en un parque protegido y en el escenario de propuestas tan interesantes como Espantapitas.
Este “festival”, que se define más como una experiencia, combina música, debate, arte, valores, asociacionismo,… y todo, en un ambiente distendido, familiar y abierto al cambio social.
Pero, ¿quién mejor que el precursor de esta iniciativa para contarnos, de primera mano, toda la historia de este evento tan inspirador? ¡Entramos en faena! Preguntamos, Víctor Sola Uroz ¡responde!
¿Quién es Víctor Sola y a qué dedica su tiempo?
¡Jajaja! Pues me declaro “Agitador Cultural”. Llevo moviendo la cultura en Almería durante 22 años. Los esquemas culturales en Almería han sido siempre muy conservadores, e intentar cambiar esto siempre ha sido mi reto. Pienso que no voy a ceder en mi empeño, voy a seguir peleando con todas mis fuerzas, y de hecho, el cambio se ha hecho notar en este último año. 2018 ha sido muy productivo a nivel cultural, la apuesta de las instituciones públicas por la música este año ha sido muy relevante. Se han hecho un montón de festivales este verano, y eso da mucha satisfacción a personas como yo.
Me dedico a muchas cosas en realidad. Además de la ser organizador de Experiencia Espantapitas, soy coordinador de Europa FM Almería, colaborador en eventos de La Oficina Producciones, organizador del Festival de la Cerveza Artesana de Almería, socio del Bar de Joe,…
Mi problema, o mi virtud, es que no digo no a nada, me engancho a cualquier proyecto interesante en el que pueda aportar.
¿Cómo definirías Experiencia Espantapitas?
Experiencia Espantapitas surgió como iniciativa del Colectivo Marrajo. Formado por 12 asociaciones distintas. Concibo Experiencia Espantapitas como un evento, un punto de encuentro, que se convierte en escenario de distintos proyectos alternativos: música, cine, talleres, ONGs (como GEM, Green Peace, Cruz Roja, Unicef, Amnistía Internacional); conferencias, charlas… ¡Un festival con mensaje!
Este tipo de iniciativas de conciencia ciudadana y abierto a debate encuentra muchos problemas con los intereses políticos, y esto fue causa del parón que ha tenido el festival durante los últimos años.
La edición de este año 2018 fue a petición de los propios artistas, en este caso Miguel Campello y Muchachito Bombo Infierno, y la verdad que…, ese encuentro entre amigos que es Experiencia Espantapitas, es muy reconfortable.
¿Cuál fue el detonante de la idea de la Experiencia Espantapitas? ¿Por qué ese nombre?
La idea surgió en San José. Como iniciativa cultural que participó en un concurso para salvar el paraje de La Molina, ¡y ganó!
Lo que iba a convertirse en un centro comercial, ahora es un parque y ha sido escenario de nuestra iniciativa durante los primeros años.
El nombre de Espantapitas surgió una noche de cervezas. Unos cuantos amigos estábamos en el cerro de San José tomando unas cervezas mientras de lejos, veíamos las palas arramblando con las pitas del terreno para construir. Alguien gritó: “¡Que están espantando a las pitas!” y nos miramos y ¡se encendió la bombilla!
Experiencia Espantapitas nació en 1999, ¡tiene historia! ¿Cómo fueron los inicios?
Empezó siendo un evento gratuito, un escenario abierto, sin apenas vallas, con un zoco de artesanía. Todo fue gratuito en las ediciones de San José, durante los tres primeros años.
¡Nos llamaban locos! No había festivales por entonces en Almería, fuimos los precursores de este tipo de iniciativas y tuvimos que lidiar con todo.
¿Qué es lo más difícil a la hora de organizar un festival?
La burocracia, el papeleo, los permisos y los recursos económicos. Si tienes recursos económicos todo se hace mucho más liviano. Pero solucionando esto, todo lo demás va rodado.
¿Cómo ha evolucionado el festival? ¿Qué es y qué pretende ser?
Experiencia Espantapitas surgió como encuentro de amigos y artistas. Es, y pretende ser, sobre todo eso.
Por ejemplo, este año ha sido un solo día, un concierto, y en las ediciones siguientes queremos trabajar para volver a los inicios, a su idea original: un espacio familiar, cultural, de diversión, en el que los niños también sean un público prioritario. Siempre dando un sentido, un contenido, un trasfondo social.
Lo que también buscamos en el futuro, es un enclave fijo, arraigado, un lugar para desarrollarse, bien sea San José, Vera…, y que se territorio tenga distintos itinerarios y localizaciones para distintas propuestas culturales dentro del festival.
Si tuviera que comparar, me gustaría que Espantapitas fuera un concepto similar a La Mar de Músicas de Cartagena o Pirineo Sur.
¿Cuáles son los alicientes para querer seguir, año tras año, organizando un festival como este?
Volver a encontrar amigos y artistas, ver gente pasarlo bien y ser felices.
Creo que no se le da la importancia que merece, pero es necesario tener escenarios, espacios para la desconexión. Liberar la mente, conocer nuevos puntos de vista, liberar el estrés, la agresividad… ¡explotar!
Una vez, en uno de los encuentros con Manu Chao, me comentaba que era una pena como se habían perdido las fiestas de los pueblos, esos encuentros entre todo tipo de personas al mismo nivel, la convivencia… Eso, hoy en día en las grandes ciudades no existe. Para mí esto es imprescindible, por lo que mi meta es contribuir en una labor social y cultural para crear este tipo de lugares.
¿Cuál es, para tu juicio, la mejor edición que recuerdas?
No sé qué decir, cada una ha sido muy diferente. Puedo hablar de momentos. No puedo decir… “esta ha sido horrible” o “este año fue increíble”.
La verdad es que hemos aprendido a “portazos”, gracias a todos los obstáculos que nos hemos encontrado en el camino, hemos conseguido un aprendizaje acelerado y muy efectivo. Tenemos ya topes en las puertas, para esquivarlos. Podemos hacer un manual para organizadores sénior de este tipo de eventos, y advertirles qué deben hacer para esquivar los portazos.
Cuéntanos anécdotas, ¿qué es lo más curioso y chocante que te ha pasado?
En el año 2007 cuando nos visitó Manu Chao, a parte de la gran afluencia de público, descubrimos unos artistas atípicos. Desde que llegaron quisieron impregnarse del espíritu del festival, estuvieron paseando por todo el recinto, ayudaron a voluntarios y trabajadores. En una de las diversas historias que ocurrieron, encontramos a Manu y su bajista de Radio Wemba colocando vallas al lado del escenario. Al guitarra tocando la guitarra con toda la gente del zoco. No quisieron irse al hotel de cuatro estrellas, comieron en el buffet que teníamos preparado para la organización, trabajadores y voluntarios (La gente flipaba con ellos). Por la noche un editor amigo de una revista musical nacional se acercó a mí y me dijo: “¿sabes que me ha puesto la acreditación Manu Chao?”, en ese momento me acerque a acreditaciones y lo vi poniendo acreditaciones con nuestra gente que trabajaba allí.
También podría contar uno de los años de Espantapitas Berlín, cuando llevamos al festival al grupo de Hip Hop La Excepción y sus componentes junto con el cantante “el Langui”. ¡No pararon de liarla por Berlín! Fueron unos días muy divertidos llenos de anécdotas y situaciones surrealistas.
Otro año fue el del descubrimiento de BEBE, que nos presentaron la maqueta, y en el Festival de Vera, ese mismo año, quisimos regalarle un gran día contratando la misma noche a su productor y amigo Carlos Jean. Fue una gran noche de colaboraciones y momentos irrepetibles.
Habría muchas más que contar, pero me las guardo para próximos encuentros…
¿Ha habido algún momento que quieras borrar de tu mente?
El año de Manu Chao. La gente saltaba las vallas. Miles de personas saltando vallas y puertas…. Tuvimos que abrir todas las puertas, con o sin entrada. Al final no pasó nada, pero lo pasamos bastante mal. Pensamos en frío, abrimos el festival y evitamos que pasara un desastre.
Resume en una frase Experiencia Espantapitas
A los que sueñan, porque así construyen realidades.
¿Qué nos puedes adelantar de la edición del 2019?
Que se va a realizar, pero que no podemos adelantar nada mientras que los temas burocráticos no estén resueltos.
¿En qué piensa Víctor Sola cuándo se tropieza con la palabra futuro?
Soy hiperactivo, no pienso en el futuro. Vivo el presente. Pero si tengo que pensar, pienso en viajar mucho, que es lo que hago y seguiré haciendo.
También pienso ¡jaja!, que subvencionaría autobuses para que la gente de Almería saliera fuera y cambiara su perspectiva cerrada, los que la tienen. Que vean mundo, que aprendan a mirar desde otros lugares y a comprender el mundo con otros ojos.
Y si te dijeran mañana, (importante, hoy no) que eres inmortal… ¿qué harías?
Viajar mucho y dedicarme a la ciencia. Viajes en el tiempo, mejora de condiciones…
Ayudar en todo lo posible a las personas que lo necesitaran. No parar de conocer gente, experiencias, amistades…
Si pudieras que cenar con algún músico/a, ¿quién sería el/la afortunado/a?
Pensando rápido… tendría dos opciones:
Una seria Isabelle Geffroy conocida por ZAZ. Cantante francesa que desde que la descubrí no ha parado de impresionarme. Me parece una persona muy peculiar.
Otra persona sería Dave Grohl, cantante de Foo Fighters, ya que es uno de mis ídolos musicales y, además, me parece un tipo genial.
Por último, si pudieras elegir un superpoder, ¿cuál sería?
Teletransportarme o poder viajar en el tiempo.
Muchas gracias por tu amabilidad, tu entusiasmo, tu chispa, y… sobre todo, tus ganas de hacer que el mundo sea un lugar más habitable y abierto a la colaboración, a las personas.
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